En nuestro tercer día de visita por estas tierras elegimos como
destino la ciudad de San Sebastián, "Donostia" en euskera. Un
lugar precioso y conocido por sus pinchos, su festival de cine y
claro está, por la famosa Playa de la Concha.
Llegamos en coche, así que buscamos un lugar donde aparcar y
unirnos al bullicio de la ciudad. Comenzamos el recorrido por una
punta de la bahía de la Concha y buscamos el viejo funicular que
lleva funcionando desde 1912. Por poco más de 3 euros el billete
nos permite subir y bajar del monte Igeldo.
Al bajar del funicular parada necesaria de toda la gente son las
terrazas panorámicas, en donde podremos contemplar, y claro está
fotografiar la impresionante Bahía de la Concha.
La vista desde el Monte Igeldo es preciosa, hace calor, pero
corre una ligera brisa que nos permite recorrer la zona bajo el sol
del verano.
Aquí arriba hay un viejo parque de atracciones de los que estamos
acostumbrados a ver en las películas antiguas, vamos de esos que
ya no quedan en ningún sitio . Junto al parque se eleva una torre
llamada “el Torreón” que fue construida en el siglo XVI. Se puede
acceder al mismo previo pago de la correspondiente entrada,
nosotros no subimos, poco más se puede ganar en vistas al subir,
únicamente permite ver los acantilados de la otra parte del
monte Igeldo.
Par los que quieran un hotel desde donde puedan ver toda la
ciudad, aquí arriba tienen uno.
De regreso en el funicular bajamos a visitar el Peine del Viento,
un grupo de esculturas de acero que se encuentra situado en un
extremo de la bahía de La Concha, al final de la playa de
Ondarreta. Puede decirse que es la obra más famosa de Chillida y
uno de los iconos más reconocibles de la ciudad. El lugar se pone
a tope de gente para ver como golpean las olas . También hay unos
orificios que al romper las olas por debajo lanzan el aire al
cielo atravesando unas pequeñas aberturas existentes en el suelo. Los niños
se divierten poniéndose encima de ellos.
Famoso por tener la mayor concentración de bares del mundo, el Casco
Viejo de San Sebastián está formado por estrechas calles situadas al
pie del monte Urgull. Así que nos dirigimos para allí a probar los
famosos pinchos. Desgraciadamente encontramos que eran mucho mas
caros que los que tomamos en Pamplona, tal vez nos vieron cara de
turista, así que en ese punto nos quedamos con los que probamos en
Estafeta, bastante más económicos e incluso algunos más buenos.
Por último visitamos el antiguo Casino ahora sede del Ayuntamiento
de Donostia y nos dirigios a otro lugar no demasiado conocido, el
Palacio de Miramar.
Se trata de una edificación de estilo inglés construido a finales del
XIX , la reina María Cristina lo utilizó como residencia de verano de la
monarquía española. Está situado en un promontorio en plena Bahía de
la Concha, frente a las playas. Desde 1972 el palacio es propiedad del
ayuntamiento de San Sebastián y el acceso a sus jardines es libre,
mientras que el edificio del palacio únicamente se abre al público en
contadas ocasiones.
Aprovechamos para tumbarnos en el césped de los jardines rodeados de
flores y exposiciones, pudiendo contemplar unas magnificas vistas de las
playas de la Concha y Ondarreta, de los montes de Igeldo y Urgull y la
isla de Santa Clara al fondo.
Y con esto damos por finalizada la visita a la bonita Donostia y regresamos a nuestro lugar de descanso .
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